Desde siempre... El ser humano ha tenido la necesidad de las matemáticas. Contar y comparar cantidades ha sido imprescindible para la evolución humana.
La siguiente entrada es parte de una novela. OJO. Es una novela. Seguramente cualquier parecido con la realidad es simple coincidencia. ¿O no?
https://penzu.com/p/7e425516
domingo, 20 de noviembre de 2011
lunes, 14 de noviembre de 2011
No siempre son aburridas.
Yaaaaaaaaa, las mates son un rollo.
Y más si las asociamos al típico profe que todos hemos sufrido. Vestido de negro, excepto por las eternas manchas de tiza que adornaban su traje de felpa; cara de aburrido, que el pobre hombre parecía que sólo comía acelgas hervidas, ojos medio cerrados y un aire de frustración constante y como de no enterarse de nada. Lo normal era llamarle "El Cuervo" o lindezas por el estilo.
Poco a poco las cosas fueron cambiando. Primero aparecieron aquellas calculadoras que ¡oh milagro! multiplicaban solas. Debía haber algún duendecillo que se sabía las tablas. Y te pasabas las horas muertas, haciendo operacionas para que te saliera el número8704. Entonces, dabas la vuelta a la calculadora y parecía que ponía hOLA (echadle imaginación).
De repente, el profe no era tan viejo (o tú habías crecido) y las matemáticas no eran tan rollo.
Desde entonces, la cosa ha cambiado mucho. Los contenidos son los mismos, pero los materiales son casi infinitos. Las calculadoras son científicas, que hablan y todo; los libros, digitales; las pizarras se llaman PDI (os imagináis los chistes si fuesen PDOs). ¿Y los profes? Somos los alumnos de antes y los futuros compañeros de trabajo de los alumnos de ahora. Tratadlos bien.
Y más si las asociamos al típico profe que todos hemos sufrido. Vestido de negro, excepto por las eternas manchas de tiza que adornaban su traje de felpa; cara de aburrido, que el pobre hombre parecía que sólo comía acelgas hervidas, ojos medio cerrados y un aire de frustración constante y como de no enterarse de nada. Lo normal era llamarle "El Cuervo" o lindezas por el estilo.
Poco a poco las cosas fueron cambiando. Primero aparecieron aquellas calculadoras que ¡oh milagro! multiplicaban solas. Debía haber algún duendecillo que se sabía las tablas. Y te pasabas las horas muertas, haciendo operacionas para que te saliera el número8704. Entonces, dabas la vuelta a la calculadora y parecía que ponía hOLA (echadle imaginación).
De repente, el profe no era tan viejo (o tú habías crecido) y las matemáticas no eran tan rollo.
Desde entonces, la cosa ha cambiado mucho. Los contenidos son los mismos, pero los materiales son casi infinitos. Las calculadoras son científicas, que hablan y todo; los libros, digitales; las pizarras se llaman PDI (os imagináis los chistes si fuesen PDOs). ¿Y los profes? Somos los alumnos de antes y los futuros compañeros de trabajo de los alumnos de ahora. Tratadlos bien.
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